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domingo, 27 de febrero de 2011

Torre Eiffel.

- ¿Estás bien?
- Muy bien.
- ¿Has estado en París?
- ... por trabajo.
- Más trabajo... ¿No te encanta la Torre Eiffel? Yo nunca había ido a París y este Mayo pasado estaba en el aeropuerto de Gerona esperando a unos amigos, cuando una viejecita de unos 100 años y un berrugón gigante en la nariz, se acerca y me dice "vamos que llegamos tarde..." y yo flipando, ¿vamos a dónde? "a París..." me dice ella. Resulta que era una abuela con alzheimer que creía que yo era su nieta. Pues nos fuimos a la Torre Eiffel, es la cabaña más grande del mundo y va ella y me dice "si pudiese subiría a pie" y yo le dije usted no puede, pero yo su nieta, sí. Y subí y dejé escrito "HE SUBIDO A PIE". Es muy alta, mil seiscientos sesenta y cinco escalones, los he contado. ¿Tú has subido? ¿No has subido nunca? ¿Sólo trabajas? ¿No te gusta divertirte...?
- ¡CÁLLATE, POR FAVOR! No quiero hablar de nada, ni de París, ni de la vieja, ni de nada. No me caes bien, me has jodido el día, ¿qué digo el día? Puede que la vida. Acabo de cancelar una reunión por tu culpa y tu no paras de hablar como si me interesara una mierda lo que dices, ¡joder! Has subido a la Torre Eiffel, muy bien, muy bien, ¡Enhorabuena!. A lo mejor sólo haces estás paridas porque no sabes que coño hacer con tu vida ¿eh?. Porque no tienes objetivos en la vida, pues yo no. Me gusta mi trabajo, me gusta y me la suda la puta Torre Eiffel. Además que mierda de inscripción es esa, <> Un poco de imaginación, ostias. ¿Quién tiene tiempo de subir a la Torre Eiffel y poner una inscripción de mierda? ¡Es patética! 
- Yo...
- ¿Si?
- De momento me buscaré otra manera de volver a Barcelona.

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