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domingo, 17 de abril de 2011

Entre-diamantes.

Pienso, pienso, y vuelvo a pensar, vuelvo a recordar momentos, instantes, días pasados, me he llenado de dudas, inseguridades, miedos, con un toque de rabia. He sabido lo que era ocultar sentimientos sobre mi pequeña vida amorosa, he sentido la necesidad de estallar y contárselo todo a mis amigas para sentirme mejor. Me he atiborrado de numerosas cosas sobre vidas ajenas que ni si quieran me importan. He escuchado a mi amiga y compañera de clase como me contaba su vida con esa emoción suya, en cada palabra. He jugado a las cartas y he perdido casi todas las veces, en las cuales me han dicho eso de desafortunado en el juego, afortunada en amores, y no me lo he creído. He rectificado errores y a lo mejor cometiendo otros tantos. He sido la paranoia en persona, me he enfadado, he gritado, y llorado con ganas. He ganado puntos en responsabilidad, estudio y personalidad. He seducido, sonreído, fumado y mirado mal. He probado la sensación irte a dormir a las diez de la noche por mi gran cansancio, me he sorprendido con las ganas que tenía todas las mañanas de ir a clase, he bailado al ritmo de Danza Kuduro, Rabiosa y alguna que otra más, he cantado cada canción puesta en Cadena Dial, me he sabido desenganchar del tuenti, aunque otra vez vuelvo a reengancharme, he degustado las mejores hamburguesas o ese ketchup y mayonesa que he echado en las patatas, eso si en el estudio de todas las tardes, un merecido capuccino caliente me acompañaban. He querido mis dieciocho, cuando cumplí mis diecisiete.  He gozado. Me ha salido infinitas veces esa sonrisa tonta por su culpa, lo he mirado un par de veces, y lo he odiado otras cuantas más. He aprendido a vivir, aunque todavía, me quedan muchas cosas por saber, sin saber muy bien porque... 

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