El mundo está lleno de normas, de prohibiciones, de acciones que están moralmente mal vistas, de obligaciones que nos aburren, responsabilidades que nos fastidian y nos gustaría no tener y que nos impiden hacer lo que realmente nos gustaría. Vivimos con el miedo continuo del “qué dirán” y por eso muchas veces no nos atrevemos a hacer lo que nos apetece. Hagas lo que hagas siempre habrá alguien que te critique y que no le parezca bien. Yo te invito a mi mundo, en el que nadie juzga a nadie, en el que está prohibido no sonreír, en el que es obligatorio vivir la vida cada día como si fuera el último y la única norma es ser feliz, ¿entendido?
No hay comentarios:
Publicar un comentario