- ¿Estás así por un tío?
- Puede.
- ¿Te ha hecho daño?
- Sí.
- ¿Mucho?
- No.
- ¿Y qué pasó?
- Me vendió humo. Me mintió. Me lleno la cabeza de pájaros para después darme una patada y sacármelos todos a la fuerza. Me dijo tantas cosas que me las creí. Le creí a él y todos sus cuentos.
- ¿Y que le dijiste tú?
- Le he dicho que le olvidé cuando se fue y me dejó aquí. Que no me acuerdo de nada. Ni de su nombre. Que no voy a volver a llamarle, ni sabrá nada de mi.
- ¿Y es así?
- No, pero yo también quería mentirle.
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