Yo.

Soy un desastre, lo reconozco; pero no el desastre que los demás creen que soy, sino otro muy distinto. Soy del tipo de personas que llevan remolinos por dentro mientras ordenan el mundo por orden alfabético. De las que se pasan el día hablando de cuentos llenos de ventajas que hacen sonreír al resto pero no sabe contárselos a sí misma. Me enamoro cuatro veces por día, de un gesto, una sonrisa, un olor o incluso una caricia. Soy de las que creen en los ojalas. Soy inquieta, demasiado a veces, sobre todo cuando estoy con alguien que me hace cosquillas por dentro. Sonrío mucho, pero me muero de miedo cada tres segundos. Me gusta coleccionar recuerdos en forma de fotografías por las que navego quizá con demasiada frecuencia. Tiendo a pensar que el pasado siempre es mejor y me paso el día buscando la forma de inventar una máquina del tiempo. Soy de esas personas que a veces prefiere soñar a estar despierta. Necesito a cierta gente para sobrevivir. Me gusta perderme por las calles, y más si es de la mano de un experto en abrigarme el corazón... Soy así hoy, mañana de otra forma y pasado quién sabe. Soy veinte mil “yo” diferentes dentro de mí, sorprendiéndome cada día que aparece uno nuevo, pero sin dejar de reconocerme.