Entre-diamantes.
Toca el timbre. Todos se levantan de sus sitios. Una chica abrazaba a otra. Dos chicos se reunian en la mesa de otra chica. Una pareja se besaba en la puerta. Y allí estaba ella. Seguía sentada en su sitio, organizando sus cosas y, sobre todo, sientiendose sola. Estaba claro que ella no encajaba con esa gente. De pronto algo cambió, alguien se acercó a ella, la cojió por la cintura y la besó en la mejilla. Cuando se dió la vuelta lo vio a él, la única persona capaz de hacerle olvidar todo y de demostrarle que por fin encajaba en algún sitio.
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