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domingo, 13 de noviembre de 2011
Micalleesnuevayork.
A veces, un meteorito se cruza en nuestras vidas. Puede ser una piedra insignificante, una gran roca lunar o el mayor asteroide visto nunca hasta la fecha, pero siempre sigue el mismo modus operandi... En las increíbles ocasiones en que esto sucede, el pedrusco en cuestión se acerca a nuestra órbita, cada vez más, y pasa a años luz, o tal vez incluso algunos pequeños trocitos suyos llegan a superar nuestra pequeña autoatmósfera personal. Puede que, si tienes mucha mucha suerte, alguno llegue a colisionar contigo. Y esos, esos son los mejores.
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